De los Españoles a Roca y coso.

Que hermosa catedral de Bariloche. ¿Sabías que es símbolo de conquista y colonización?

Foto: Bruno Grande

“El pueblo mapuche tenía este lugar sagrado para hacer las ceremonias, estos lugares se llamaban “Lelfün” y no son cualquier terreno. Eran y son grandes predios que se utilizaban solo para ceremonias y en algunos casos en los lugares cercanos habían cementerios (chenques). Un cementerio mapuche que está bajo la ciudad, sobre él se encuentra el edificio de aguas y alrededores, donde los registros oficiales lo confirman”

“El lelfün que estaba bajo la catedral, era uno de los más grandes, donde se hicieron las 2 últimas ceremonias de las comunidades más grandes de la zona. Antiguamente era el lugar de reunión de muchas comunidades. No es casual que la iglesia precursora del genocidio hacia los pueblos originarios haya elegido este lugar para poner su catedral”

Antü Villagra

Con este testimonio se puede dar cuenta de cómo el andamiaje para establecer el genocidio de la campaña militar realizada por la República Argentina entre 1878 y 1885 (por la que se conquistó grandes extensiones de territorio que se encontraban en poder del pueblo originario mapuche) todavía nos persigue aún hoy hasta nuestros días.

Sin ir muy lejos, pero si moviéndonos en el tiempo, recordamos el rol de la iglesia como pilar estabilizador de la cultura del genocidio, el capitalismo, la colonia y el silencio. El rol de la iglesia. Tan rica. Tan extensa. Dueña del mundo aun cuando “no lo conocía”. Esa cara fría, como de mala madre. O madre impuesta más bien, secuestradora de nosotrxs, sus hijxs secuestradxs. El pueblo alza la voz. Denuncia los desafectos. Denuncia el dolor. Denuncia que en su tierra no es libre. Y que la libertad, no es propiedad privada. Ni mucho menos un desamor.

Pero para comprender más. Les dejamos un antecedente. Esta es una historia, pero que se origina en México, en el 1521:

“Hoy día, en el zócalo, la inmensa plaza desnuda del centro de la capital de México, la catedral católica se alza sobre el templo más importante de Tenochtitlán, y el palacio de gobierno está emplazado sobre la residencia de Cuauhtémoc, el jefe Azteca ahorcado por Cortés. Tenochtitlán fue arrasada. El cuzco corrió, en el Perú, suerte semejante, pero los conquistadores no pudieron abatir todos sus muros gigantescos y hoy puede verse, al pie de los edificios coloniales, el testimonio de piedra de la colosal arquitectura incaica.” Eduardo H. Galeano (“Las venas abiertas de América Latina”; Pág. 37)

Nos queda el recuerdo. Y preguntarnos. ¿Cómo hacen todavía para que imperen los derechos de los cipayos conservadores que hicieron de nuestra tierra un tajo en el alma? Lo vimos con los españoles; lo vimos con Roca; lo vimos durante lo largo y ancho del siglo XX. Las venas de américa latina siguen abiertas. Las venas del pueblo Mapuche. También.

Iñaki Camadro – Juventud Peronista Cipolletti

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