Justicia por Eugenia Olivera.

Eugenia Olivera tenía 31 años, vivía en la ciudad de Andalgalá Catamarca y era madre de tres hijos (8, 6 y 3). Hace años sufría violencia de género por parte de su ex-marido Elíseo Jesús Guerrero de 33 años.

El año pasado, tras años de maltrato, decidió separarse de Guerrero, quien enfrente de sus hijos la ahorcó para que no se fuera. Luego, se hizo pasar por otras personas citándola en distintos lugares. Tras la denuncia, Elíseo llegó hasta meterse en su casa, violando la orden de alejamiento que tenía Olivera en su contra.

Las amigas de Eugenia notaron su ausencia durante dos meses, pero Guerrero le ponía múltiples excusas: “Se fue a Tucumán a visitar a su Familia” , “Se fue a Belén” , “Está intubada por coronavirus en el Hospital Malbrán”.
Sus amigas, sabiendo que ella nunca dejaría por tanto tiempo a sus hijos con él, y tras el llamado de la cuñada de Guerrero, donde les comunicaba que habían visto a la pareja en el camino a Amanao, por ruta provincial 46 (Límite entre Andalgalá y Belén). Realizaron un posteo en redes denunciando su desaparición. Así, lograron que un policía de la ciudad empezará a investigar de oficio ya que no existía denuncia alguna sobre la desaparición.
Lo primero que hicieron fue ir a interrogar a Guerrero, quien solo dio respuestas inconclusas, por lo cual se comunicaron con fiscalía para ordenar su detención. A las horas se quebró y comunicó el lugar donde se hallaba el cuerpo de su ex mujer.

Lo encontraron a la altura del kilómetro 160 de la ruta provincial 46. Estaba en un pozo y tenía indicios de haber sido quemado.
El pasado miércoles 8, alrededor de 1000 personas marcharon (siendo unas de las marchas más convocantes de la ciudad en los últimos 10 años) en Andalgalá pidiendo justicia por Eugenia y la renuncia de la Fiscal Soledad Rodríguez por no haber dado curso a las 5 denuncias anteriores que Olivera había radicado.

Eugenia recibía ayuda psicológica y monetaria de parte de la secretaría Mujer Niñez y Familia. Pero las amigas denunciaron la falta de interés: “Cómo puede ser que, estando al tanto de lo que ella vivía, la hayan dejado sola y nunca preguntó dónde estaba en estos dos meses que estuvo desaparecida. Contener a una víctima de violencia no es darle un plan social, es acompañarla y no dejarla sola”.

“Eugenia estuvo sujeta a una vida llena de sufrimiento, aterrorizada por los hechos de violencia que vivió, hizo de todo por seguir a pesar de esto por sus hijos. Hoy esos niños quedaron sin su madre. Ella se fue sin poder acompañarlos en su crecimiento, sin sentir de nuevo sus abrazos ni sentir las ganas de vivir que ellos le generaban. Qué este femicidio no quede en la nada, exigimos justicia.” Amiga de la víctima vía redes sociales.

Hoy lamentamos otra víctima más, culpa de la justicia ausente. Es triste y desesperanzador ver como múltiples casos terminan de la peor forma posible, aun teniendo todos los recursos para evitarlo. Necesitamos una justicia presente y un acompañamiento real para las víctimas de violencia ¿De qué sirve denunciar si no te van a cuidar? Justicia por Eugenia Olivera ya.

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