La maldita violencia hacia las mujeres no cesa.
El lunes, muchas convocábamos a un ruidazo, por los hechos acontecidos durante pandemia. Para nuestra sorpresa, desde el lugar donde vivo parece no importarle a nadie, se siente indignación y mucha bronca, no sé cómo habrá sido en otros lugares, pero siento que algo debemos hacer, no sé qué. A partir del 20 de marzo, solo en buenos aires, se denuncian 41 casos de violencia de género, habiendo un aumento del 25%. De este porcentaje, el 18% había hecho denuncias a sus agresores anteriormente, ¿entonces? Los datos muestran 1 femicidio cada 23 horas. En el 2020, según la Ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidades Gómez Alcorta el aumento fue de un 25 % en consultas por temas de violencia género, esto demuestra que la línea 144 no da abasto.
Desde el comienzo de la cuarentena tenemos casos como los de: Susana Melo (B. Blanca), Claudia Repetto (Mar del plata), Cristina y su hija Ada (Lanús), Lorena Barreto (Misiones), Pilar Riesco (CABA), Romina Ruiz (Cañuelas), Lidia Britez (La pampa), Verónica Soule (Santa fe), Haydee Salazar (Bariloche), Maria Santa Cruz (Tigre), siendo estos algunos de los nombres de las víctimas asesinadas en estos últimos días. Si bien el gobierno dispuso hoteles sindicales y varias líneas de contacto para denunciar, además de la campaña #ESTAMOS acompañada con la creacion de direcciones y observatorios sumado a la articulacion con el Poder Judicial sabemos y entendemos que esta es una lucha colectiva y cultural.
La pandemia del corona virus en el mundo, pone a la humanidad “dilemas éticos”, cuestionamientos políticos de desigualdad social y de género que van en aumento.
Es exigencia de las mujeres y disidencias que se accione con más rapidez al llamado de una posible víctima o desaparición sin esperar las actuaciones burocráticas que, cuando llegan, ya es muy tarde. En esta línea también pedimos decisiones políticas sobre genero: que se empiece a usar la pulsera de ubicación por parte de los abusadores y no a las victimas así podrían encontrarlos más fácil.
No podemos seguir llorando a nuestras mujeres ya basta de femicidios y crímenes de odio, vivas nos queremos.
Por Cristina Marin.