El voto ausente… ¿volverá?

Una vez más, y como parece una costumbre, las encuestas fallaron. En la práctica podría, desde ahora, interpretarlas en forma opuesta a lo que exponen, y de esa forma sería más acertada cualquier previsión suya. El voto del pueblo argentino se complejiza, se vuelve esquivo, con una inteligencia práctica que asombra y deja perplejos, no solo a analistas, sino (Sobre todo) a las fuerzas políticas. Desde profesionales pagos como Durán Barba, hasta quienes realizan encuestas para el FdT, han fracasado en interpretar la voluntad popular, expresada en las urnas. Sintéticamente daremos cuenta de algunos datos diacrónicos, para pensar al pueblo argentino en su voluntad. Y hasta nos atreveremos a pensar en una previsión para noviembre. Saquen captura de pantalla a la parte final.

¿LA OLA AMARILLA?

El Sistema Electoral Argentino, nada menos que el mejor y más eficiente de Latinoamérica, entregó los resultados preliminares de las PASO del domingo 12 de septiembre, rondando los primeros minutos de las 20:00hs en algunas provincias, y en conjunto del país a las 21:30 ya era público el dato oficial de la tendencia irreversible. Recordemos que otros sistemas hermanos, e incluso el estadounidense, nos tuvieron a todos esperando, entre uno y varios días, para conocer resultados definitorios.

Como tampoco lo preveían, las fuerzas de JxC obtuvieron victorias generalizadas en casi todo el país. Juntos por el Cambio (“Juntos” en PBA), se alzó con el triunfo de sus fórmulas en 15 de las 24 provincias, mientras que el FdT se alzó con 7 de las 18 provincias que ganó en las elecciones generales de 2019, perdiendo incluso en casi toda la Provincia de Buenos Aires, a excepción de Avellaneda, Lomas de Zamora; La Matanza; Berazategui; Florencio Varela; Almirante Brown; Esteban Echeverría; Ezeiza; Presidente Perón, San Vicente y Ensenada. Las únicas provincias en que el resultado fue favorable a el FdT, fueron las cuyanas San Juan y Catamarca; Tucumán; Santiago del Estero y Formosa. Sorprendentemente el FdT perdió en provincias como San Luis; Salta; Chaco y Santa Cruz, gobernadas por el peronismo de modo prácticamente incuestionable.

Pero analicemos cómo se dio la aritmética de ésta auténtica catástrofe electoral para el oficialismo:

Estas últimas elecciones traen un dato estremecedor y que las diferencia de todas las demás. Desde la vuelta de la democracia, son las que menor participación han representado. Solo el 67% del electorado registrado, concurrió a las urnas. El antecedente de menor concurrencia, había sido el de las PASO de 2017, con el 72,3%.

Las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias entraron al ruedo desde el año 2011. Como innovación, confieren al electorado la oportunidad de definir las candidaturas de los partidos y frentes electorales en forma directa, sin tener que pasar por los filtros institucionales de los partidos, que suelen ser tan diversos en sus mecanismos institucionales como en sus propuestas de ideas políticas. Como herramienta, nutre el proceso democrático, pero no efectiviza el logro de la elección de los cargos. Aunque sean tan obligatorias como las elecciones que sí definen los cargos institucionales, las PASO son las que menor concurrencia de votantes promueven. Los pisos de participación en la historia reciente democrática, se producen en las PASO, que vienen a ocupar el lugar de las propiamente legislativas, en los años previos a la existencia de éstas, en éste aspecto.

En las últimas PASO, las de 2017, concurrieron 23.960.884 de votantes, sobre los 33.104.626 de inscriptos (72,3%). En las PASO de 2019, éste porcentaje aumentó al 76,4%, y la participación aumentó hasta el 81,31%, votando 27.525.103 de argentinos y argentinas, en las generales. Pero el domingo pasado, sólo 22.765.590 de votantes concurrieron a las escuelas. Lo cual representa una merma de 4.759.513 de votantes. A esto se suma que los votos en blanco y los votos nulos (cifras que se pueden interpretar como expresiones de descontento con todo el sistema político y todas las propuestas), sumaron 1.452.174 voluntades, un 6,37% de los votantes. Con lo cual, sólo 22.119.448 de argentinos y argentinas eligieron a algún partido y algún candidato/a. La pregunta es: ¿Alguien perdió más votos en ésta sangría, o todos perdieron las mismas proporciones?

El Frente de Todos en 2019 obtuvo un total de 12.946.037 de votos en todo el país, mientras que éste año, sólo cosechó 6.916.008: Perdió 6.030.029, casi la mitad. Juntos por el Cambio, entre tanto, obtuvo en 2019 un total de 10.811.586, mientras éste año se redujo a 8.963.794. 1.847.792 votos menos. Queda rotundamente descartado que éste haya sido (Solo) un triunfo de JxC. Entre ambas fuerzas, perdieron 7.877.821, evidentemente en mayor medida por quienes no concurrieron a votar, sumados a aquellos que se deslizaron hacia otras expresiones.

¿Cuáles pueden ser los factores que inducen a la población a fugarse a otras expresiones o simplemente negarse a votar? Una puede ser la sensación de decepción o desencanto; y otra más positiva: El cambio de preferencia por otra fuerza que ofrece algo de lo que los dos grandes bloques de poder, carecen. Solo la última razón garantiza votos positivos. La primera, en cambio, puede convertirse en abstención, o en menor medida en el cambio de preferencias hacia el “menos malo” o hacia partidos menores, para darles más oportunidades de incidir, ya que “De todos modos, no van a ganar”, una frase muy conocida. De algo se puede estar seguros, y es que en todos los casos se trata de expresiones de la antipolítica.

¿Quiénes son los verdaderos decepcionados de éste momento histórico? ¿Quiénes en 2019 votaron al FdT, o quienes lo hicieron por JxC? Esta pregunta tiene una respuesta que no es unívoca, pero que lleva a razonar en mayor medida, que los más decepcionados son los votantes del FdT, ya que es éste el frente que gobierna, y que en un mundo pre-pandémico, había ilusionado a la población (Incluso a los votantes de JxC que habían quedado sin empleo, o quebrados, por las políticas liberales macristas), con reestablecer una política económica expansiva, proteccionista, de crecimiento de empleo y recuperación de derechos sociales. Entre ellos, quienes recordaban el período 2003-2015, cuando la Argentina quintuplicó su tamaño, triplicó su industria y duplicó su clase media. Por lo tanto, es lícito creer que la mayor pérdida que tuvo el FdT, se debiera a sus falencias; a las medidas contractivas que tomó para contener la inflación y recuperar reservas, en un país devastado, defaulteado, atado de pies y manos para pedir auxilio financiero, y bloqueado por la pandemia como todos los demás, como golpe final.

Pero, siendo así, ¿Porqué JxC también perdió votantes? En éste momento es casi imposible saberlo con certeza. Pero podría interpretarse que, pese a que los electores saben que la actual responsabilidad es del gobierno de Alberto Fernández, la base de partida de la doble catástrofe, es justamente el gobierno de Mauricio Macri y Juntos por el Cambio. La Alianza PRO-UCR, volvió así a los 8 millones de su base electoral, tal vez por no estar a cargo del gobierno, mientras que al FdT le sucedió que su propia base electoral, le envió un mensaje, prácticamente negándose a votar. Las matemáticas indican que el votante del FdT no se desplazó hacia JxC, ni viceversa. Simplemente, tres de cada diez, los abandonaron. Pero de esos tres, dos fueron votantes del FdT.

¿Qué significa el mensaje de los votantes ausentes? ¿Es un ultimátum reclamando un cambio de rumbo, del fiscalismo estricto hacia una política más expansiva? ¿O es una señal de que la relación se ha cortado definitivamente? El pueblo puso el hombro pagando la crisis heredada. Pero exigirle pagar dos crisis en simultáneo, es desafiar su paciencia, y parece haber dejado claro, que el orden de prioridades debe cambiar.

PISOS Y TECHOS HISTÓRICOS

Los datos históricos muestran que las masas votantes de cada tendencia, son bastante estables en el espectro político. El peronismo reciente, cuenta con techo histórico de 70% (PASO presidenciales de 2011, cuando dividido, ganó por el 54%, mientras las demás opciones peronistas sumaban otro 20%), y un piso histórico del 28,7% (legislativas de 2009), y cada elección legislativa es sumamente dura para el peronismo, al contrario de la idea de que el peronismo tiene siempre mayoría legislativa. Entre tanto, en las presidenciales, el peronismo siempre conserva un plus, que lo hace casi infalible. En elecciones legislativas, el peronismo unido de derecha a izquierda, puede ganar elecciones, siempre y cuando los rivales estén divididos o desgastados, y las divisiones propias no sean relevantes, como ocurrió en 2001 ante la primer Alianza, que estaba desintegrando el país hasta sus cimientos y se sepultaba aún más, en la tozudez del ajuste, siendo derrotada por el PJ menemista-duhaldista. En cambio, en las presidenciales, el peronismo puede imponerse ante una oposición unida, o pese a su propia división, siempre y cuando éstas dos cosas no ocurran en simultáneo, como ocurrió en 2015, cuando incluso una parte del peronismo militó por Cambiemos, con tal de destronar a la conducción peronista vigente. De las últimas 17 elecciones transcurridas en 20 años, 8 fueron legislativas y 9 presidenciales. El peronismo perdió legislativas 7 y ganó 1 (2001), mientras que ganó 8 presidenciales y perdió 1, (la del balotaje de 2015).

LA TRAMPA DE LA UNIDAD:

Queda una incógnita más: ¿La unidad forzada en las PASO fue una buena decisión estratégica en un contexto de desánimo de la población? ¿Podría haber existido, en la variedad de opciones dentro de un mismo espacio, algún incentivo para que diferentes matices entre la masa votante, simpatizante pero no militante, hubiera concurrido a votar con la esperanza de incidir en la propia fuerza política, como si tuvo esa chance el electorado de Juntos por el Cambio?

HIPÓTESIS:

Pese a que todas las previsiones de las consultoras fracasan, en base a los datos históricos me atrevo a esgrimir una previsión, de guapo nomás: Para noviembre podríamos asistir a la recuperación del FdT, del 31% al 36%, y a JxC con el 42% encabezando, aunque perdiendo en algunas provincias (Las más afines al peronismo, como San Luis; Formosa; Santa Cruz y Provincia de Buenos Aires). Esto como peor escenario para el oficialismo. Y como mejor escenario (el cual depende de la capacidad de reacción de Alberto Fernández), puede haber un acercamiento de 39% Vs 41%, que para un oficialismo en el contexto mundial actual, es igual a una victoria.

Al pueblo argentino le gusta decidir. Desde 2003, incluso los antiperonistas le han tomado el gusto a decidir en las urnas, el país que quieren, porque lo comenzaron a creer posible. Tarea para la casa (Incluyendo la nuestra, Río Negro).

También puede gustarle...

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *