La Tercera Guerra Mundial es un plato que se sirve a punto

La Tercera Guerra Mundial comenzó hace años, por la simple razón de que nadie la desea, pero algunos la necesitan a punto: Ni tan fría, ni demasiado caliente. Y el plato fuerte a servirse, puede ser uno de dos: El suelo y las poblaciones de las potencias nucleares, o el de las naciones emergentes y no nucleares. Adivinen dónde estamos situados nosotros.

NADA ES MÁS PERSUASIVO QUE LO DISUASIVO:

Hay en éste tipo de potenciales y decisivos conflictos, una diferencia sustancial y obvia, respecto a los conflictos internacionales entre naciones no nucleares: Su clímax, podría ser un exterminio de escala global. Pero existe otra diferencia, no tan obvia, aunque fácilmente presumible: La resolución que no se logre por las vías pacíficas, necesariamente implica que el campo de batalla, sea en los países no nucleares que conforman las esferas de influencia de las potencias nucleares.

A fin de cuentas, el armamento nuclear, como elemento disuasivo por excelencia, no es un arma garante de paz, como lo ha planteado el politólogo neorrealista Kenneth Waltz, embanderado en la célebre frase “The Spread of Nuclear Weapons: More May Better” (Entre más armas nucleares, mejor) (Waltz, K. 1995). De hecho, y la Guerra Fría lo ha demostrado: La proliferación nuclear genera tensiones y desconfianzas, que se suman a la problemática de la potencial, y casi inevitable pérdida de control sobre su depósito, mantenimiento, y lo más importante: Quiénes pueden acabar adquiriéndolas. Así, la proliferación de armas nucleares tácticas es, justamente, la razón por la cual la guerra convencional es incentivada, en tanto las potencias globales, se ven obligadas a ampliar sus esferas de influencia, intentando alejar los conflictos de sus fronteras, por vía de infiltración de recursos y elementos conflictivos, hacia países no nucleares, convirtiéndolos en campos de batalla de su guerra mundial tercerizada. Todo lo cual, comprendido por quienes vivieron en ésta posición la Guerra Fría, les incentiva a adquirir armas nucleares con el fin último, no de utilizarlas, sino de obtener con ellas, el poder disuasivo que las excluya de convertirse en campos de batalla tercerizados. Porque, claramente, el tener un arma nuclear, es la gold card al selecto grupo de países, donde nadie desea cometer el error diplomático de poner una bota militar, y provocar con ello la respuesta de Juicio Final.

Así es como, lo que se configura como una Guerra Mundial, después de 1945, ya evidenciado en la Guerra Fría, y continuado en éstos tiempos de nueva disputa por la hegemonía global, es en la práctica y en la táctica bélica, una guerra de potencias mundiales, contra naciones subdesarrolladas o en vías de desarrollo. Cada superpotencia, atacará sin piedad y con las prácticas más variadas según el caso, a las naciones menores de la esfera de influencia no declarada de su potencia rival. Y la clave para que funcione éste mecanismo diplomático de conservación de la paz nuclear, es justamente esa estabilización de fuerzas, que eufemísticamente suele conocerse como “incertidumbre”.

La incertidumbre, es ese estado de aire enrarecido, protagonizado por una enorme proporción de ausencia de información; escasas noticias objetivas, y entre ellas sólo menciones a conflictos esporádicos, a los cuales se pone mayor o menor énfasis, según la relevancia e influencia de los países protagonistas, o limítrofes con los fenómenos puntuales. Y en tanto, los analistas emiten opiniones sobre la amenaza y el peligro de una guerra; automáticamente, en casi todos los casos, tal conflicto emergente entra en una espiral de tensión, para luego aligerarse. Cuando al parecer se estuvo al borde de una guerra, y la cuestión no pasó a mayores, las tensiones parecen bajar. El conflicto parece resolverse en cierta forma, cuando se ha trazado la línea de las capacidades potenciales, de las potencias mundiales, sobre esa región, y no porque el tema del conflicto puntual, haya quedado zanjado. Al contrario. Jamás se soluciona.

¿Se solucionó, acaso, la cuestión palestina? ¿Se solucionó el conflicto por el Alto del Golán? ¿El de Cachemira? ¿Georgia? ¿Kurdistán? ¿Afganistán? ¿Las facciones en Libia o en Siria? Ni que hablar de Ucrania. Un ejemplo de conflicto resuelto, es el de Beagle, entre Argentina y Chile, en 1979, tras la intervención Papal. En tal caso, la Argentina acata el veredicto, y se evita un conflicto armado, para no volver a hablarse sobre el tema. ¿Pero, por qué no ocurre lo mismo en aquellas regiones del planeta? ¿Es que no son capaces de ponerse de acuerdo por el bien común?

La respuesta es que, mientras un conflicto como el del Beagle, transitaba las fronteras de dos países del mismo bloque político global, sin potenciales miras a ser disputado por el bloque rival, las diferencias son meras cuestiones catastrales, mientras que, en los vientres de naciones que configuran la gran cadena del transporte global de industrias y recursos de peso específico, la influencia de los gigantes bloques de poder global, está puesta en juego en cada palmo de territorio.

La incertidumbre existe, pero para nosotros. Para quienes detentan la capacidad disuasiva, el asunto es más claro. Se trata de la competencia por los mercados y esferas de influencia, que van, de la simple correlación o afinidad política, a la estructuración de lazos ligados a la consolidación de terminales de infraestructuras portuarias; transferencias tecnológicas e, incluso, si es posible, la instalación de bases militares, que es la máxima expresión colonizadora de una esfera de influencia material y política, sobre un territorio extranjero. Esta competencia de hegemonía multimidimensional y objetiva, puede verse evidenciada con suma claridad para el caso puntual de un bien: Las vacunas contra el Covid-19. Y con ello asumido, simplemente hay que traducir el fenómeno a la producción automotriz; de teléfonos celulares, o más claramente, a sistemas de armas, que determinan no solo a quién se tiene como proveedor, y junto con quien se puede ingresar al mecanismo de recepción, desarrollo e intercambio tecnológico para el desarrollo y la producción nacional bajo licencia, sino también, contra quienes se pueden utilizar tales armas, y contra quienes no se las puede utilizar.

UCRANIA: LA MESA DE LA PULSEADA.

La zona de conflicto recurrente entre los dos mayores bloques de poder de la Guerra Fría, fue el sudeste asiático, en tanto el poder occidental controlaba, en medio del proceso de descolonización las relaciones diplomáticas con un Medio Oriente que atravesaba una etapa de liberación formal, pero de dependencia estructural respecto a unas u otras potencias occidentales. La emancipación de las principales naciones de Medio Oriente, y su vínculo comercial petrolífero con occidente, les otorgaron riquezas e influencia con que incrementaron su poder negociador, en detrimento del control político estadounidense. Todo lo cual, luego de la Guerra Fría, representó para EEUU la necesidad de recuperar esa influencia perdida, a través de invasiones militares desde 2001 con Afganistán, hasta los ataques a Siria desde 2011, pasando por Irak y Libia.

Ahora mismo, estamos en una tercera instancia, en que, al cordón petrolero de Medio Oriente, se suma la escalada de Europa del Este, que configura una bisagra, un regreso a las tensiones del principio de la Guerra Fría en la década de los 50´ del Siglo XX. ¿Cómo ocurrió?

En 2014, el levantamiento conocido como EuroMaidán, fue, como muchos otros, en gran medida un consensuado reclamo popular; en cierta forma espontáneo, pero estructuralmente un golpe de manos de la OTAN, para ampliar su esfera de influencia, en detrimento de la CEI, encabezada por Rusia. El presidente Yanukovich, pro ruso, se negó a ingresar Ucrania a la esfera de la OTAN, suspendiendo el Acuerdo de Asociación a la Unión Europea. La población de Kiev, mayoritariamente pro occidental, se manifestó con diferentes y heterogéneas consignas y reclamos. Luego de tres meses de encarnizados disturbios, el gobierno cayó y fue reemplazado por un gobierno provisional que se acercó a la Unión Europea. Sin embargo, al mismo tiempo, en las regiones orientales de Donetsk y Lugansk, de mayoría étnica y habla rusa, se produjo la reacción a esa reacción, sublevándose contra el Ejército ucraniano (Que, en ciertos sectores de la zona, se cambió de bando), y declarándose ambas óblasts, en sendas repúblicas independientes, a mediados de ese mismo año. Rusia, encabezada por Vladimir Putin, no podía, desde luego, darse el lujo de perder completamente la influencia sobre Ucrania, y ha tenido que apelar a una estrategia muy peculiar: El abordaje cauteloso y tiempista ante Kiev, para preservar la solidez de las garantías negociadoras con occidente; por otro lado, la vía militar directa en Crimea para consolidar la seguridad, de una de las bases estratégicas más importantes de la región caucásica; y en tercer término una guarda sólida, pero en apariencia no injerencista, ante la frontera caliente de la región del Donbás, entre ambas flamantes repúblicas, que se enfrentan militarmente a Kiev, pero que no son reconocidas por Rusia (aún), ni por occidente. Ahora bien, la actitud de Rusia es explicable por tres factores: En primer término: El negocio del gas. En segundo lugar: Los acuerdos de Minsk del 31 de julio al 5 de septiembre de 2014 definieron los términos formales para un respeto mutuo de las partes; y, por último, las agresiones militares entre Kiev y los rebeldes pro rusos, que claramente rompen el protocolo, no son proseguidos por violaciones del memorándum por parte de las potencias que pueden estar interesadas, al menos en lo visible: Rusia no interviene directamente, y al parecer la OTAN, tampoco. Sin embargo, los combates prosiguieron con escaladas de mayor o menor intensidad, en general con armamento liviano (aclárese, liviano no significa inofensivo). En lo que va del conflicto, se estiman alrededor de 13.000 muertos por fuego de combate o aquellos daños eufemísticamente conocidos como “colaterales”.

No hay pruebas, pero tampoco es descabellado pensar que Rusia estaría prestando apoyo a las nuevas repúblicas en combatir a Kiev. Y un indicio de ello, es la demostración de poder desplegado en la primera semana de abril, con 28 grupos de batallones del Ejército ruso, de entre 100.000 y 150.000 hombres, y unidades de artillería pesada; antiaérea; brigadas de blindados medianos y pesados; fuerza aérea de combate, y un despliegue marítimo de desembarco, apoyo y cobertura de fuego naval en el Mar Negro, dentro de jurisdicción rusa, pero limítrofe con Ucrania y la OTAN. Cumplieron una semana de ejercicios militares y presencia en la zona, para luego replegarse, desde el 23 de abril, al día siguiente de que Vladimir Putin emitiera su discurso anual ante la 75ª Asamblea Federal de Rusia, en la que, además de un extenso tramo de temas económicos medulares, y el abordaje de la pandemia, se refirió a occidente con un propositivo recordatorio de voluntad de diálogo, pero también una dura advertencia: “Los que amenacen la seguridad de Rusia se arrepentirán como nunca”.

El aire enrarecido, y el gesto adusto de Putin, configuraban un clima tenso a escala global. Al día siguiente, mientras las tropas se desmovilizaban, el Ministro de Defensa Serguéi Shoigú aseguraba el éxito de los “ensayos sorpresa”. Y la sorpresa para el mundo pareció ser, que fueran ensayos. Sin embargo, el calculado mensaje, fue enviado exitosamente a una Ucrania, que no encuentra el decidido respaldo que esperaba de la UE. Y no hay que olvidar, que éste mensaje incluye el respaldo a Aleksandr Lukashenko, el presidente de Bielorrusia, una firme trinchera para Rusia.

ARTERIA ENERGÉTICA:

Desde el conflicto ucraniano, Rusia amplió su red de gasoductos, terminando con la necesidad del tránsito por Ucrania, y ahora cuenta con el Turk Stream, el Nord Stream en el mar Báltico, y construye apresuradamente el Nord Stream 2, que no solo ampliará, sino también abaratará aún más la provisión para Europa. Dos naciones industriales, como son Alemania en primer lugar, y en menor medida Italia; más Francia y Países Bajos, necesitan de energía barata como pocos. Y no sacrificarán su rendimiento industrial y comercial, ante los intereses de un EEUU, que cada día, desde hace décadas, se ha vuelto más impredecible e inestable como socio, y como aliado.

En tanto, solo EEUU, comandado por un gobierno demócrata clásico, que como tal tiende a caracterizarse por la externalización de conflictos internos, a través de la retórica imperialista y las invasiones preventivas, movilizó dos navíos a los mares cercanos a Rusia, pero su ambivalencia demuestra que 1) Desea evitar confrontaciones innecesarias; 2) No logró arriar a los europeos a seguirle en la arremetida o 3) Ambas al mismo tiempo.

Europa, ambivalente, con diferencias internas, desconfianzas y descoordinaciones, no reacciona ante Rusia. Y esto no es nuevo, ya que las taras en el área de defensa común de la UE, vienen de suficiente tiempo como para inspirar a Macrón en 2019 a decir que éste organismo padece “muerte cerebral”. Pero no se trata de debilidad de los países europeos: La debilitada es la UE, pero los países europeos, defienden ahora sus intereses de forma más decidida. Parece una contradicción, pero en realidad es de suma coherencia. El 40,5% de las importaciones de gas de la UE, proviene de Rusia y el 35,1% de Noruega. En el caso de la mayor economía europea, Alemania, es emblemático, ya que el 75% del gas que importa, proviene de Rusia. También existe la posibilidad de que EEUU esté impedido de ejercer mayor presión en Ucrania, por el hecho de que su presencia en el cerco alrededor de China, requiere la mayor atención posible. Justamente ésta semana, Taiwán, pavorosamente denunció una incursión de, nada menos que, 25 aviones de combate chinas de 4ta generación sobre su espacio aéreo, agregando una delicia más, a todo el postre de conflictos internacionales de alta densidad, latentes.

Las características estructurales de la influencia, los intereses comerciales y las infraestructuras tan preciadas por las potencias industriales, vuelven a ciertas regiones, como esas, de un particular interés. El Siglo XXI, hasta ahora, se caracteriza por la reorganización de la hegemonía sobre sensibles áreas de intercambio de recursos y energía. Algo que no se daba a ese nivel durante la Guerra Fría.

Primero en Medio Oriente, con el petróleo, y ahora también en el Este europeo con el gas (¿Pronto también en la nueva Ruta de la Seda?), las potencias occidentales, con una extraña fractura interna, y la innovadora afinidad entre Rusia y China, se juegan el todo por el todo, en establecer para el futuro sus arterias vitales de energía y comercio global, en campos de batalla de guerra híbrida en que, la condición para evitar un apocalipsis, que no le sirve a nadie (mucho menos a quienes tienen mucho que perder), es pujar por instaurar terminales de transferencia tecnológica y acuerdos comerciales y financieros estructurales con economías menores, pero de relevancia estratégica (entre las cuales se encuentra la Argentina), y medirse termómetros de poder geopolítico, táctico, tecnológico y diplomático, sobre la temperatura de conflictos en países y poblaciones de menor importancia. Nuestro amado país, grandioso en muchas cuestiones, es en términos geopolíticos, de poca relevancia desde hace 40 años, cuando el neoliberalismo destrozó sus capacidades industriales, logísticas, tecnológicas y de desarrollo estratégico soberano. Pero en medio de ésta reorganización global, Argentina comienza a ser uno de esos enclaves en disputa, hacia donde la competencia por la hegemonía multidimensional objetiva se dirige, para definir con cuántas unidades geopolíticas o terminales, y de qué envergadura, cuenta cada bloque de poder, a la hora de desplegar transferencias de recursos, tecnología y acuerdos comerciales, diplomáticos y militares.

Volvemos al concepto amplio de guerra híbrida y su componente propagandístico para orientar las opiniones públicas, en un sentido dado: ¿A alguien le parece coincidencia que un sector de la política en nuestro país, asiduo visitante de la Embajada estadounidense, de pronto le interese el tema del lamentable infortunio y la prisión del opositor Navalny, un conocido racista supremacista ruso, que EEUU ahora proclama como un “luchador por la libertad”? La guerra empieza y termina por la muerte de la información y el dominio de la propaganda, dentro y fuera del campo de batalla.

Más allá de todo, a ésta reorganización hegemónica de esferas de influencia, la podemos considerar antesala de una guerra mundial evitable. Sin embargo, la experiencia histórica afirma que la competencia por las esferas de influencia es, en sí misma, una Guerra Mundial tercerizada, y esa es, quizás, la única forma en que se puede resolver el proceso, sin allanarse al clímax nuclear.

ENLACES DE CONSULTA:

Capacidades nucleares

https://www.armscontrol.org/factsheets/Nuclearweaponswhohaswhat

Nord Stream2

https://es.wikipedia.org/wiki/Nord_Stream
https://elpais.com/…/el-gasoducto-nord-stream-2-amplia…
https://www.dw.com/es/nord-stream-2/t-46283405

UE

https://www.aa.com.tr/es/mundo/-es-el-fin-de-la-otan-despu%C3%A9s-de-que-macron-le-declara-la-muerte-cerebral/1664177

Antecedentes

https://es.wikipedia.org/wiki/Acuerdos_de_M%C3%BAnich

Rusia y Donbás

https://www.dw.com/…/otan-exige-a-rusia…/a-57181922
https://www.lavanguardia.com/internacional/20210409/6637961/merkel-pide-putin-tropas-cerca-ucrania.html
https://www.65ymas.com/ocio/never-nueva-novela-ken-follet-iii-guerra-mundial_26646_102.html
https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-56840103
https://www.france24.com/es/europa/20210419-union-europea-150000-tropas-rusas-frontera-ucrania
https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-56610286
https://www.larazon.es/internacional/20210421/ulib5y7c7jdt7mcrekfmdpsm6y.html
https://www.europapress.es/internacional/noticia-ucrania-rusia-realizan-maniobras-militares-mar-negro-medio-escalada-tensiones-20210420190237.html
https://notife.com/790259-rusia-retira-sus-tropas-de-la-frontera-con-ucrania/
https://www.dw.com/es/rusia-advierte-que-retirada-tard%C3%ADa-de-ee-uu-de-afganist%C3%A1n-puede-provocar-una-escalada/a-57205915
https://www.laprensa.hn/mundo/1456831-410/eeuu-retira-buques-guerra-mar-negro-tras-despliegue-ruso
https://www.dw.com/es/rusia-comienza-a-retirar-sus-tropas-de-la-frontera-con-ucrania/a-57310377
https://www.dw.com/es/tropas-rusas-en-la-frontera-con-ucrania-demostraci%C3%B3n-de-fuerza-o-invasi%C3%B3n-inminente/a-57124983
https://www.elmundo.es/internacional/2021/04/21/607fcefe21efa027688b45d5.html

Taiwan

https://www.hispantv.com/noticias/china/490623/taiwan-aviones-militares

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