Operación memoria: Plan Cóndor, desaparecidos, terror, fútbol, guerra y abuelas.
El 24 de marzo de 1976 ocurrió un golpe de Estado en nuestro país al derrocar a la entonces presidenta Isabel Martínez de Perón. Las fuerzas armadas de la mano de la autodenominada PRN (Proceso de Reorganización Nacional) tomaron la Casa Rosada para darle lugar a la etapa más oscura de nuestra historia.
En julio de 1974 fallece el entonces presidente Juan Domingo Perón, y su lugar pasa a ser ocupado por su esposa y vicepresidenta, Isabel Martínez de Perón, la cual se desempeñó como presidenta casi dos años, hasta que en septiembre de 1975 enferma, y su lugar pasa a ser ocupado por el Senador por la provincia de Buenos Aires, Ítalo Luder.
Unos de los principales decretos de Luder fue fortalecer las Fuerzas Armadas con el objetivo de aniquilar las guerrillas montoneras y comunistas. Para ese entonces, en marzo de 1975, el comandante Jorge Rafael Videla había destituido al comandante general de las FFAA Leandro Anaya, y asume en su cargo Alberto Numa Laplane.
Numa Laplane sostenía que las fuerzas armadas debían integrarse bajo el mando del gobierno. Duró cien días en el cargo de comandante general, hasta que asume Jorge Rafael Videla con el aval de los Estados Unidos para llevar a cabo el Plan Cóndor, cuyo objetivo era acabar con los sectores de izquierda en América del Sur como consecuencia de la guerra fría.
Estando Luder como presidente y Videla como comandante en jefe, se comenzó a llevar a cabo el plan de crear centros de detención clandestinos, donde cada comandante del cuerpo tenía la palabra para llevar a cabo cualquier acción que considerase necesaria. La impunidad en la ausencia de la democracia ya estaba empezando.
Luder en una reunión con Videla y asesores militares estadounidenses y franceses, estaban organizando cual sería la estrategia hasta entonces, adelantar las elecciones previstas en 1977 para mediados de 1976. También se llevaron a cabo planes para la detención ilegal, el silencio del Estado y la destitución de la Presidenta.
Cuando Isabel Martínez vuelve de su licencia en octubre de 1975 comienza a interferir en los planes llevados a cabo bajo la presidencia temporaria de Luder, y evitar la destitución vía judicial que le querían llevar a cabo. Isabel no tenía respaldo político de los demás sectores políticos como el radicalismo para la defensa de la democracia, sumándole la división del Partido Justicialista que respondía a Luder.
El gobierno nacional para prevenir un golpe de Estado, anuncia elecciones para octubre de 1976. Mientras tanto Balbin (líder del radicalismo) se reúne con Jorge Rafael Videla para aconsejarlo de dar inicio cuanto antes a la intervención militar. El Secretario de Estado de los Estados Unidos, Henry Kissinger, alentó la intervención dando lugar al inicio del Plan Cóndor en Argentina.
Acabar con la corrupción y la subversión, y adentrar a la Argentina a un mundo cristiano y organizado fueron las consignas que llevó a cabo el PRN para derrocar a Isabel Martínez de Perón.
Un 24 de marzo de 1976, sonaba en la radio y televisión nacional el comunicado número 1.
El Proceso de Reorganización Nacional liderado por el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas Jorge Rafael Videla, el Almirante Emilio Eduardo Massera y el Brigadier Ramón Orlando Agosti tomaron control de la Casa Rosada.
Reorganizaron el país en un modelo autoritario y represivo. Interviniendo las provincias, comunas y en la Corte Suprema, además de intervenir en la CGT Y CTA. Desarticularon los poderes legislativos y judiciales, y llevaron a cabo un modelo neoliberal de la mano de Martínez de Hoz como Ministro de Economía.
Implementaron además un modelo represivo contra los ideales políticos populares. La desaparición forzada hacía militantes, trabajadores y estudiantes, sumando las persecuciones y asesinatos a curas villeros. La censura a medios de comunicación, las prohibiciones de artistas nacionales e internacionales, que incluyeron libros, películas, autores y programas de todo tipo son otros ejemplos del uso coercivo que se hizo del aparato estatal para silenciar a aquellos cuyas ideas iban en contra del orden que se quiso imponer.
La venta de nuestra soberanía nacional fue política primordial para ajustarse a los estándares neoliberales de Martínez de Hoz. El cierre de empresas provocó altas tasas de desempleo formal y el bajo presupuesto a los colegios y universidades públicas fue el inicio de constantes protestas por trabajo digno y un boleto estudiantil.
Allanamientos ilegales, desaparición forzada, torturas inhumanas, asesinatos, expropiación de bebés y vuelos de la muerte fueron las acciones que utilizó el Estado nacional para “acabar” con la militancia popular de los trabajadores y estudiantes. Según un informe redactado por el agente chileno de la DINA, Enrique Arancibia Clavel, desde 1975 hasta finales de 1978 ya se registraban más de 22.000 muertos y desaparecidos.
Las madres de los detenidos y desaparecidos se comenzaron a organizar luego de no recibir respuestas coherentes y acciones de parte de las autoridades, desafiando con valentía las adversidades de un Estado tiránico y abusivo. Como la acción de concentrarse para manifestarse pacíficamente estaba prohibida (como muchas otras libertades) comenzaron a circular por Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada, con un pañuelo blanco que simboliza el color de los pañales de sus nietos nacidos en cautiverio. Cuyo pañuelo hoy en día es emblema de los Derechos Humanos.
La organización del mundial de 1978 fue una estrategia de manipulación para ocultar ante el mundo lo que verdaderamente ocurría en nuestra nación. Se dibujaba por todos lados un amor por Argentina que era mediático, lo que no salía por televisión era que a menos de 3km del Monumental de Núñez, el verdadero rostro del mundial se encontraba en la ESMA; torturar, asesinar argentinos a escondidas, y expropiar más de 500 bebés a lo largo y ancho del país.
Con Leopoldo Fortunato Galtieri, se llevó a cabo una guerra injusta con el pretexto patriótico de recuperar lo nuestro, mandando jóvenes inexpertos a combatir contra un enemigo militarmente superior fue la hecatombe de un golpe de Estado siniestro y autoritario, desde 1976 hasta 1983 con la vuelta a la democracia.
A 46 años, 46 años donde la injusticia era justicia, donde el olvido era la memoria, donde los pecados eran alabados, donde pensar de más estaba prohibido, y pensar de más era criminal. Donde las juntadas eran contadas, donde abrazabas hoy y mañana ya no.
Se destrozó a la Nación en nombre de la Nación, se persiguió argentinos para la ‘protección’ de argentinos. Un país golpeado y vulnerado por las personas que deberían protegerlo. Épocas donde el miedo era constante, donde quienes deberían cuidarnos cometieron atrocidades en nombre del orden.
A 46 años de una realidad invisibilizada, 46 años de una pérdida que a la fuerza fue normalizada. El terror de los estudiantes y los trabajadores, donde la mayoría militante tenían toda una vida por delante.
Épocas donde escuchar, saber, oír y preguntar estaba mal. El terror era ley, el miedo era ley y donde ellos eran la ley.
Las madres, donde sus peores miedos sucedían constantemente, lograron ser la viva representación de rebeldía, seguridad y amor. Símbolo de perseverancia y valor, eterno resplandor de justicia. Donde la esperanza siempre estaba viva en ellas, por las que no están, pero luchan desde el cielo, y desde el cielo lograr reencontrarse con sus hijos.
Más de 30.000 y contando, más de 30.000 abrazos y más de 30.000 secretos de Estado. Registros de detenidos convertidos en cenizas, denuncias que no fueron archivadas, pero en ellas estaban los nombres de víctimas de torturas inhumanas. Torturadores inhumanos que iban cada domingo a misa para decirse hermano de otros e hijo de Dios.
La bandera era para algunos, la Patria tenía otro significado, la iglesia bendecía a los torturadores y perseguía a los curas villeros que servían al prójimo.
Los bebés no nacían en hospitales, nacían en lugares escondidos y se les ponía etiqueta de venta.
“Rasguña las piedras” era el himno de los argentinos en cautiverio y de la desolación Argentina. Asesinos repudiados por el pueblo argentino son aquellos que demostraron la impunidad, pero al final solo se creyeron impunes. Jugar con la identidad y la vida ajena como si pudieran imitar a Dios, sin reconocer que su hijo Jesucristo sería un desaparecido más.
Los golpes de Estado siempre fueron mediáticos, hoy está más normalizado y se nota, porque lo hicieron siempre… publicar que murió un expresidente es seguir siendo cómplice de la injusticia y el terror.
La impunidad en parte sigue estando vigente, como sigue estando vigente la memoria, la verdad y la justicia. Consignas sociales, pero no estatales, los gobiernos son temporales, pero la memoria y la convicción del pueblo argentino sigue estando vigente.
La huella imborrable es la cicatriz que dejaron en la memoria, inclusive, en los que aún en ese infierno de país aún no habían nacido.
Los juicios por la verdad demostraron una nueva imagen de lo que sucede cuando el país vuelve a pertenecerle al pueblo, pero ojalá hubiera sido una justicia total. 46 años, y no están todos los responsables cumpliendo su condena, sigue sin saberse el paradero de muchos detenidos/desaparecidos, y faltan identidades por restituir.
24 de marzo tiene que ser todos los días; por la verdad, la memoria y la justicia.