El peronismo y la dictadura de 1955.

¿Sabías qué durante una época mencionar la palabra “Perón” te podía costar una pena de cárcel de 6 años? Nos remontamos a la dictadura cívico militar del ’55; la llamada “Revolución Fusiladora.”

El 5 de marzo de 1956, se sancionaba un decreto que prohibía pronunciar los nombres de Juan Domingo Perón y Eva Duarte de Perón, así como cualquier mención referida a la ideología peronista o propagandista del peronismo. El decreto en cuestión estuvo vigente hasta el 18 de noviembre de 1964 (con excepción del período de la presidencia de Arturo Frondizi).


Violar este decreto tenía una pena de prisión de treinta días a seis años. Adicionalmente, las personas encontradas culpables debían pagar una multa y quedaban inhabilitadas para desempeñar cargos públicos, sindicales o en partidos políticos. Si se trataba de una empresa comercial, en la primera ocasión era clausurada quince días. Si infringía por segunda vez, era clausurada permanentemente. Mientras tanto, si se trataba de personas jurídicas (partidos políticos, sindicatos, sociedades comerciales, etc.) se preveía también la pena de disolución de esta.
Las sanciones no podían ser de cumplimiento condicional, así como las penas no eran excarcelables. El responsable de este decreto fue el segundo presidente de la “Revolución Libertadora”: el general Pedro Eugenio Aramburu.
Esta dictadura cívico militar, apoyada por Gran Bretaña y la iglesia católica, gobernó durante dos años, luego de derrocar violentamente al presidente Juan Domingo Perón y al borde de desatarse una guerra civil. Fue uno de los seis gobiernos militares que tomaron el poder entre 1930 y 1983.


El golpe comenzó el 16 de septiembre de 1955; el 17 el pueblo de Río Colorado y la ciudad de Mar del Plata sufrieron los primeros bombardeos por parte de las fuerzas militares. El 19 de ese mes fueron acorraladas las tropas golpistas de Córdoba en el centro de la ciudad, y su comando operativo en el Cabildo de dicha ciudad estuvo a punto de ser tomado. Así, parecía que el golpe había fracasado, pero la escuadra del almirante Isaac Rojas (futuro vicepresidente del golpe) lanzó un ultimátum a Perón; si no renunciaba, bombardearían la ciudad de Buenos Aires y la destilería de petróleo de La Plata. Todo ello presagiaba que, aún con un descontado triunfo militar del Gobierno constitucional, se abría la posibilidad del desarrollo de una guerra civil. Evitando esto, renunció Perón y transfirió el mando a una junta militar.
El general Eduardo Lonardi se autoproclamó, el 20 de septiembre y desde Córdoba, “Presidente Provisional de la Nación”, disponiendo como sede del nuevo gobierno a la provincia de Córdoba, hasta su traslado a la Capital Federal.
Sus primeras medidas fueron disolver el Poder Legislativo, derrocar a los miembros de la Corte Suprema de Justicia, a todos los gobernadores, legislaturas provinciales y hacerse cargo de los poderes legislativo y ejecutivo.
Mientras tanto, el primer foco de resistencia se dio en Rosario: durante siete días, resistieron los ataques golpistas. Allí, la resistencia peronista fue una de las más activas. Ni bien se dio el golpe, la ciudad fue prácticamente tomada por el pueblo peronista. Levantaron barricadas en las calles, en las esquinas y cortaron el tránsito. La posterior represión se cobró a más de 400 muertos.


En septiembre, fuerzas de la guarnición militar de Esquel, Neuquén y Bariloche convergieron hacia Bahía Blanca para ayudar al regimiento V de Infantería a reconquistar la plaza. Por su parte, el norte de la Patagonia también intentó resistir el golpe. Las fuerzas que salieron de Neuquén fueron detenidas en Río Colorado, y las que provenían de Bariloche y Esquel en Stroeder.
El golpe se caracterizó por ser anticomunista y antiperonista, pero es en la segunda etapa (con el gobierno de Aramburu) que esto se acentúa aún más: Propició una legislación de persecución y prevención del comunismo, así como ubicó en un rango estratégico al espionaje ideológico. El resultado fue la militarización de las agencias de seguridad e inteligencia, que tomaron como tarea monitorear la conflictividad interna y hacer espionaje sobre el comunismo y las acciones de la “resistencia peronista”. Fue en este período donde se popularizó el término “gorila”, que al principio tenía un sentido de elogio para los que conspiraban para derrocar a Perón, pero, con el tiempo, adoptó un sentido peyorativo.
El primer muerto de la dictadura fue un suboficial de la Policía Federal asesinado en la madrugada del 16 por un grupo de civiles ligados al radicalismo en el barrio de Belgrano. Los primeros días dejaron al menos 156 víctimas fatales. Las fuerzas armadas derrocaron focos de resistencia disparando con cañones y tanques a un edificio de tres pisos, dejando 400 muertos bajo los escombros.


Posteriormente, se sucedió “el comienzo de la resistencia peronista”, con el atroz fusilamiento del secretario general de ATE y la CGT, Manuel Chaves, seguido de la violación a su esposa y el intento de violación a su hija de 4 años.
En 1958, se dan las elecciones presidenciales, donde se enfrentan Arturo Frondizi (lider del sector radical que criticaba a la dictadura) y Balbín. Frondizi ganó ampliamente, gracias a un acuerdo que él o su entorno realizaron con Juan Domingo Perón, en circunstancias que no quedaron aclaradas.
El 1 de mayo de 1958 finaliza la dicha Revolución Libertadora, cuando el presidente Arturo Frondizi recibió el mando de manos de Pedro Eugenio Aramburu. Sin embargo, en ambos mandatos el Vicepresidente fue el Almirante Isaac Rojas.

El gobierno de Frondizi sufrió grandes presiones del poder militar y no logró terminar su mandato presidencial, ya que fue derrocado por un nuevo golpe de Estado el 29 de marzo de 1962. Ese día fue detenido por los militares golpistas y estuvo en detención sin juicio durante dieciocho meses, impidiéndole participar a él de las elecciones de 1963.
El 29 de mayo de 1970, tres integrantes del Comando Juan José Valle, fingiendo ser militares de custodia, secuestraron al teniente general Pedro Eugenio Aramburu en su departamento de Buenos Aires. Ese mismo día, el grupo anunció al público el secuestro y el inicio de un «juicio revolucionario» al dictador. Los guerrilleros lo encontraron culpable de numerosos delitos y fue condenado a muerte. Así, a las 07:00h del 1 de junio de 1970, el jefe del Comando, Fernando Abal Medina, efectuó tres disparos sobre Aramburu.


Este suceso ocasionó que el presidente de facto Juan Carlos Onganía dejara el poder el 7 de junio.
A fines de 2017, el gobierno de Mauricio Macri causó controversia por la inclusión de homenajes a dictadores argentinos; entre otros fueron incorporados objetos de Pedro Eugenio Aramburu, que fue calificado como “Presidente” y se incluyó una vitrina especial con objetos suyos, sin que se mencione en ningún lugar de qué manera llegó al poder y calificando el golpe de Estado de 1955 contra el gobierno constitucional de Juan Domingo Perón como “exitoso”.
Pero sostener la memoria colectiva no sólo es tarea de un gobierno, si no del pueblo. Debemos mantener viva la historia para poder seguir resistiendo. Para poder poner un alto al avance de grupos de poder contra los derechos de nuestro pueblo.

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