Fue víctima de trata y, de Misiones, apareció en Bariloche.
Mariana Alvarado y su familia dieron asilo a un joven que fue víctima de trata. La mujer acompañó al joven, de 19 años, a realizar la denuncia en la Policía Federal de Bariloche.
Mariana Alvarado, madre de familia, fue testigo de un joven que fue víctima de una red de trata. Alvarado cuenta que, a este joven, primero lo conoció su hija adolescente en la biblioteca Sarmiento, pero por cuestiones de la pandemia y las restricciones dejaron de verse. Más adelante, los jóvenes se reencontraron en el portón de la casa en donde Mariana y su familia viven.
En este reencuentro, el joven le da un abrazo a la hija de Mariana, que a ella le llamó mucho la atención. Cuenta también que invitaron al chico a cenar, y es en ese momento que él les cuenta que lo echaron de la casa donde residía y que estaba viviendo en una casilla en la calle Limay (Dina Huapi).
Alvarado cuenta que el joven concurría cada vez más en su casa. Ella lo describe como un chico “muy bueno y sumiso”, y que se preguntaba por su familia. Las visitas de día de joven, pasaron a ser visitas para quedarse a dormir. Mariana cuenta que si le ofrecían comida al joven, él siempre la aceptaba, ahí es cuando ella comenzó a pensar que él estaba pasando hambre, a lo que decide hablar con su esposo y los dos estuvieron de acuerdo en que no podían dejarlo en la casa. Con este acuerdo al que llegaron, le propusieron al chico vivir con ellos a lo que él aceptó.
Cuando el joven comienza a vivir con ellos, es que se desata el caos. El chico no podía conciliar el sueño, lo que comenzó a afectar a los otros miembros de la familia. Esta situación provocó enojo en Mariana, a lo que le planteó a su marido “Empecé a enojarme porque no nos decía qué pasaba. De modo que le dije a mi marido: ‘O intervenimos de alguna forma o se va a tener que ir”. Ante este planteo, el joven acepta compartir su dura historia: él era de Misiones, vivía en un hogar donde los fines de semana los llevaban a prostíbulos. En un momento, una mujer y dos hombres lo “recibieron” en Buenos Aires, en donde vivió en una casa, y relató que luego lo enviaron para Bariloche sin saber muy bien el por qué. El joven manifestaba no recordar mucho de lo que había vivido. El joven le cuenta a Mariana y a su familia, que escuchó que lo vendieron por 60 mil pesos y una casilla y cuando llegó a Dina Huapi lo pusieron a trabajar “por un techo y comida”, y cuenta que en la casa donde vivía había drogas, cámaras; era una red de trata. Esta gente, que lo puso a trabajar, acompañó al joven a realizar los cambios en su documento de identidad. Es en este momento fue que se enteraron que el joven tenía 18, y no 14 como les habían dicho, y es ahí cuando lo echan de donde estaba viviendo.
Ante toda la situación, Mariana decide realizar la denuncia. Según relata, la Fiscalía aseguró que el joven iba a tener asistencia psicológica, pero Alvarado responde que el chico se reunió una sola vez con la asistente. La denunciante cuenta, también, que el joven tenía planeado retomar las clases en una escuela céntrica. Sin embargo, en una oportunidad, cerca del colegio vio a una de las camionetas de las personas involucradas en la red y es por ello por lo que no se sentía con la seguridad suficiente para mandarlo a la escuela.
Además, Mariana confesó haber recibido llamadas amenazantes de números privados. Por último, aseguró que “Los médicos del hospital han dicho que no está en condiciones pero él quiere declarar”.