Ni Una Menos.

Hoy amanecimos con otra noticia. Otra de nosotras, una compañera, una militante. En un día tan importante como lo es el quinto aniversario de Ni Una Menos, nos despierta una cadena de Facebook, un mensaje en un grupo de WhatsApp contando lo ocurrido.

Rocío Fernández tenía 35 años, vivía en Humahuaca. Era comunicadora, artesana y formaba parte del colectivo feminista de Jujuy. Una vez más, existía una denuncia previa a su expareja. Una vez más la Justicia miró hacia otro lado, dejándola a su suerte. Una vez circula la información de la víctima, su vida privada, sus vínculos, su cuerpo. Una vez no sabemos nada del femicida, todavía se sigue dudando de su participación.

Ya estamos cansadas, ya estamos hartas, ya no aguantamos más. La violencia sistemática machista que nos envuelve y nos lleva no puede seguir existiendo. Queremos gritar, queremos mostrar que seguimos acá y que nuestras voces se van a escuchar más fuerte que nunca. No le tenemos miedo a un virus, le tenemos miedo a los machistas, a los violadores, a los femicidas, a los cómplices que saben lo que estamos pasando y siguen de largo.

Es un Estado ausente, es una Justicia inoperante, es el micromachismo, es el patriarcado. Todos ellos nos quieren separar, nos quieren mostrar como casos aislados, como números y coincidencias. Pero pasan los días, la cuarentena se alarga, y las mujeres siguen muriendo en manos de sus parejas, sus exparejas, sus familiares.

La convivencia y el aislamiento social está acomplejando las cosas y está dejando en evidencia que no, nunca fue la noche, que no era la ropa, que no era el lugar equivocado en el momento incorrecto. Siempre fueron ellos los responsables de que ellas no sigan con nosotras.

En lo que va del año, hubo 136 femicidios, aproximadamente 62 en aislamiento obligatorio. Los números nos alarman, pero al parecer sólo a nosotras nos asusta. Pero el femicidio no es la única violencia machista que nos toca sufrir, es también la dependencia económica, es también la falta de participación política, es la falta de perspectiva de género en las instituciones, es la cosificación de nuestros cuerpos, es la censura de nuestra libertad, es la falta de aplicación de ILE, es el Proyecto de Aborto Legal, Seguro y Gratuito que aún no sale. Todo esto forma parte de un sistema que nos violenta y nos mata aún muertas. Una sociedad machista y patriarcal que ya no se aguanta más.

Es por eso que hoy exigimos políticas públicas para generar autonomía económica en aquellas mujeres víctimas de un vínculo violento. Exigimos perspectiva de género en todas las instituciones donde una mujer vaya a buscar ayuda. Exigimos que la Ley Micaela, así como el protocolo de ILE, sea aplicado en cada rincón del país cuando se requiera. Hoy no marcharemos como antes, pero nos haremos escuchar como siempre.

Por las que ya no tienen voz, pero viven en cada una de nosotras. Por el Aborto Legal, que nos sigue matando.

Porque nos queremos vivas, libres, plurinacionales y disidentes.

Ni Una Menos.

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